lunes, 15 de agosto de 2011

¡OH!, ¿Y AHORA?... ¿QUIÉN PODRÁ DEFENDERNOS?

Esta frase tan conocida en el humorismo nacional, nos remite a uno de los ídolos justicieros más populares de todos los tiempos en la televisión mexicana. Nos trae gratos recuerdos, de horas felices de nuestra niñez y que ahora también disfrutan nuestros hijos, en las siempre exitosas repeticiones, de esos programas grabados que conservan la magia de antaño.
Pero acudir a esta frase en los tiempos que vivimos puede llegar a convertirse en una exclamación válida y hasta desesperada, ante el crecimiento del clima de inseguridad por el que están atravesando al menos los 3 municipios más poblados de nuestra greografía estatal. Y es que los delitos típicamente asociados al crimen organizado son cada día más frecuentes en nuestras calles, en carreteras, playas y arroyos.


Valga decir de inicio que estos acontecimientos generan dos corrientes de opinión diamentralmente opuestas. Por una parte se alzan las voces cercanas al oficialismo diciendo que se trata de eventos aislados, generados por grupos delictivos bien localizados, y que los crímenes registrados tienen un bajo impacto en el resto de la población en general; que es cuestión de tiempo para que estos "reacomodos" cesen y regrese la tranquilidad habitual a esta plaza. Por otra parte, un sector más generalizado de voces continúa manifestando su inconformidad por la crueldad y la inusitada frecuencia de estos hechos de sangre y además, por los lamentables esfuerzos de algunas autoridades por ocultar o minimizar el incremento en la inseguridad pública, con infructuosos llamados a la calma, mientras los señores capos tienen a bien acabar de ponerse de acuerdo en sus disputas violentas por el control de esta plaza, que de verdad: ya se les calentó.


Por más que quiera negarse, es una dramática realidad que el sistema estatal de seguridad pública está siendo sometido a las más exigente prueba en la todavía joven historia de Baja California Sur. Tardamos en darnos cuenta, pero la realidad nacional, alentada a pulso por la estrategia frontal y de choque del Gobierno Federal, ya nos alcanzó y ahora el problema de inseguridad lo tenemos en casa. Aunque insista un conocido legislador local en regañarnos, por reconocer que de verdad: Se calentó la plaza. Y eso a nadie conviene.


¿QUÉ ESPERAMOS DE LOS NUEVOS FUNCIONARIOS?


El reciente relevo de altos funcionarios en áreas importantes de la seguridad pública, generan algunas expectativas favorables, en espera de que la situación mejore. La llegada de los abogados JOSÉ BERNAL ROMERO y ÁLVARO DE LA PEÑA ANGULO, al frente de la Delegación Federal de la Procuraduría General de la República y la Secretaría de Seguridad Pública Estatal respectivamente, ha sido vista con beneplácito por amplios sectores de la opinión pública. Pues hablamos de funcionarios preparados y con una amplia trayectoria en el servicio público. Argumentos vitales para un adecuado entendimiento inter-institucional, que venga a fortalecer la capacidad de respuesta de las autoridades ante este cruento embate de los distinto grupos delincuenciales.


Pero también en este rubro, hay sus puntos débiles que deberán fortalecerse sin se quiere retomar el tan publicitado blindaje estatal, que tanto nos presumió la pasada administración estatal y que en cierta ocasión, fue motivo de una lucida comparecencia de más de 4 horas de un ex-secretario de seguridad pública ante el H. Congreso Local.


Hablamos de las instancias municipales de seguridad pública,específicamente nos referimos a los municipios de La Paz y de Los Cabos, en los que las corporaciones locales atraviesan por tiempos de incertidumbre y divisionismo interno, que las debilita y las hace más vulnerables.


En La Paz, el GENERAL ÁNGEL CÉSAR AMADOR SOTO y su equipo de asesores tiene pendiente amalgamar el accionar operativo de los mandos que él nombró a su llegada a la corporación, con la restitución de los comandantes policiales anteriores, medida que le fue impuesta por una resolución de la justicia federal, en defensa de los derechos y méritos de la anterior estructura de mando en la policía preventiva paceña. Y eso lleva tiempo y requiere de amplias dotes de negociación y estrategia, de las que deberá echar mano a la mayor brevedad el general brigadier en retiro.


En Los Cabos, el abogado paceño LENIN RODRÍGUEZ AGUILAR ha tenido una desfortunada convivencia con la prensa local, aunada a una serie de denuncias ciudadanas por la continua violación de los derechos humanos, por parte de la policía municipal, en detenciones ciudadanas registradas en la vía pública. A lo que habrá de agregarle la falta de resultados contundentes y a la exigencia del H. Cabildo Cabeño de resultados aprobatorios de los exámenes de control de confianza, que habrá de presentar este funcionario, el próximo 6 de septiembre de 2011, ante las instancias centrales del Sistema Nacional de Seguridad Pública.


Esta serie de imponderables y desaciertos dejan a trasluz lo endeble que debe ser el famoso Blindaje Estatal, que no ha representado hasta ahora mayor obstáculo para la delincuencia organizada, que por lo visto ha encontrado en Baja California Sur un terreno relativamente cómodo y fértil para extender sus operaciones, mientras las estructuras de prevención y combate del delito terminan por ponerse de acuerdo para trabajar más o menos coordinadas.


Así las cosas, y mientras leemos la primera plana del periódico local de hoy que describe una ejecución más, nos preguntamos como cuando éramos niños: ¡Oh!, ¿ y ahora?...¿quién podrá defendernos?


La frase de hoy:


"No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla"

Eleanor Rossevelt.

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